A los 81 años, Abelardo Castillo recoge el guante y traza con una escritura precisa y construcción implacable una selección de quince cuentos.
El autor, nacido en San Pedro, tiene una postura ya tomada con respecto a su nueva obra. Niega su status de antología. “La palabra antología pertenece más a la editorial que a mi propósito. Yo lo pienso más como un mapa personal, aunque hubiera sido un poco petulante que se llamara así”, aclara Castillo.
“La madre de Ernesto”; “Las Panteras y el templo”; “Las otras puertas”; y “Por los servicios prestados”, son algunos de los cuentos que se pueden descubrir en “Del mundo que conocimos”, publicado por la editorial Alfaguara.
“Estos relatos son, por así decirlo, mis preferencias, dibujan a su modo una especie de autobiografía, que no debe buscarse en las anécdotas, sino en lo indecible, en lo que cada historia significó para mí (verbal o humanamente) en el momento de escribirla”, reza el prólogo.
“Nietzsche pensaba que un buen método para combatir la invasión de libros innecesarios era juzgar a sus autores con el mismo rigor que a los criminales peligrosos. Tal vez por eso, los escritores de otras épocas solían apelar, en sus prólogos, a la indulgencia del lector. Es exactamente lo que yo estoy haciendo ahora”, sentencia Castillo.