Esculturas metálicas es una exposición donde el artista Luis Sáez hurga en las entrañas de la infancia a través de una mirada comprometida con el medioambiente. La obra está expuesta en La Casa del Poeta hasta el 15 de mayo.
Luis Sáez sustrae a sus personajes, que viven en un mundo abatido por la deforestación, y abandona al público en un recorrido hacia lo onírico. Cada una de las piezas, de chapa batida que componen la muestra, forman un rompecabezas sólido.
Un oso verde fragmentado, rostros desencajados en cuerpos diminutos, expresiones grotescas, y vacios precisos, son anclas para adentrarse en el mundo del artista, que intercambia algunas de sus creaciones por árboles de algarrobo.
La serie Montes, conformada por siete piezas, fue concebida para hacer un llamado de atención sobre la deforestación. “Cuando salí de la Casa del Poeta, sentí que debía hacer algo con mis obras; entonces tomé la decisión de cambiarlas por algarrobo. El poeta, Antonio Esteban Agüero estaba muy vinculado con el monte”, desliza Sáez.
Entre la técnica y la inspiración
La búsqueda de la felicidad, o quizás el regreso a la niñez, fue el hilo conductor que lo llevó a conocer al artista, Juan Carlos Ortega. Uno de los primeros maestros que le enseñó a tallar la madera. Pero su mirada ya estaba puesta en el metal, aunque no cierra la puerta y en un futuro quiere fundir el metal con la madera.
Una chapa 20, una soldadora y una maza son sus aliados junto a la inspiración. “A mí me gusta trabajar las piezas chicas, que a fuerza de golpes voy moldeando”, explica el escultor, que actualmente pasa sus días entre la construcción y su taller en Cortaderas.